lunes, 24 de octubre de 2011

        Compañeros, compañeras, vamos ahora dando una explicacion de como, por que y para que surge nuestra colonia ecologica "Jardines de la Mintzita" perteneciente a Morelia Mich, la cual hemos ido concibiendo, no como colonia, sino como una comunida, así que en lo posterior, la informacion la iremos manejando de tal manera, aunque en los hechos esta sea reconocida aun como una colonia y no como comunidad... lo que ustedes van a leer en los proximos apartados (que iremos subiendo por pregunta y respuesta) es una historia oral recuperada en estas letras, ya que fueron los propios habitantes de nuestra colonia los que a partir de sus vivencias han construido su historia, primero en la realidad y ahora en estas lineas que deseamos compartir con todos ustedes...

Colonia Ecologica "Jardines de la Mintzita"



¿CÓMO SURGE LA COLONIA  ECOLÓGICA  JARDINES      DE LA MINTZITA?
Cartel  de Foro

Surge a partir del establecimiento de una colonia irregular en la parte oriente de Morelia, Michoacán, la cual tomó el nombre de Jardines de la Mintzita. El territorio sobre el que se asienta fue habitado por los indígenas p’urhépechas; la Mintzita, según las leyendas cuentan, fue el nombre de la hija del último gobernador p’urhépecha y en esta bella lengua significa corazón. Por los procesos de conquista, colonización y desarrollo capitalista, a finales del siglo XX las tierras tenían dueños, algunos de ellos eran reconocidos traficantes de influencias, como el que fungía de dueño en el referido territorio: José Tocavén Lavin, fundador y dueño del periódico local La Voz de Michoacán, el cual jugó un papel nefasto en los años 60 contra los movimientos populares y estudiantiles de la época.

En el lugar hay mucha piedra volcánica, pues se considera que es la boca de un volcán muy antiguo. Los Tocaven la explotaban usando mano de obra de la región, obreros a los que también les rentaban pedazos de parcela para la siembra de maíz y otros granos de temporal. Un día, a finales de los años 70 y sin justificación alguna, despidieron a sus trabajadores, quienes ante tal acto se enojaron mucho, se organizaron y decidieron tomar las tierras; primero intentaron establecer en ellas un ejido, como estrategia para ganar la demanda legal, pero no funcionó. Posteriormente se acercaron a la Unión de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ) que lideraba el abogado Efrén Capiz Villegas, a quien solicitaron asesoramiento y apoyo. Re-fundaron entonces la Comunidad Indígena La Mintzita, la cual abarcaba cerca de 90 hectáreas.

Fueron cuatro predios los que ocuparon: El Mezquite, La Mora, El Abra y La Enramada. Cada uno lo destinaron para una función específica, por ejemplo, “La Mora” había sido destinado para hacerlo poblado, “La Enramada” para siembra, “El Abra” para pastoreo, etc. Es de mencionar que el predio dónde estamos y que defendemos como comunidad Ecológica Jardines de la Mintzita, “La Enramada”, también es conocido como “Potrero de la Alberca” y “la Alberca”.

Llegó un momento en que las amenazas de desalojo fueron contundentes; en respuesta, quienes se habían posesionado de las tierras decidieron invitar a más gente para que se fuera a habitar los predios contingentes a “La Mora”, es decir, El Mezquite y El Abra. La Mora ahora es la parte más urbanizada y lleva por nombre “Roca Dura”; los predios que están a uno y otro lado también están habitados ya, uno se llama Colonia Nueva Mintzita (“El Mezquite”) y el otro “Comunidad Indígena de San Javier” (“El Abra”).

Para finales de los años 90 las ambiciones, las rivalidades y las riñas internas comenzaron a ocupar el lugar central del proceso. Dado que no había un trabajo de  reconstrucción de los lazos sociales comunitarios y de cambio de relaciones con la Madre Tierra, la UCEZ de Efrén Capiz fue expulsada del lugar. Se cayó el proyecto de “Comunidad Indígena” y lo que siguió fue la fragmentación, unos se quedaron con uno de los predios, otros con otro, y así sucesivamente. Y, claro, dentro de cada uno de esos grupos se reproducía el mismo esquema, la división, la ambición y el agandalle. Hasta la fecha los conflictos y las riñas movidas por la ambición están a la orden del día.

Esa fue la razón de peso que llevó a un grupo de personas a separarse del resto del proyecto en el año de 2001. Las tierras, por ejemplo, se sembraban comunalmente y las mejores cosechas se las apropiaban los dirigentes; otro ejemplo y motivo de inconformidad fue el desvío de las ganancias de la granja comunitaria de producción de conejo. El grupo que se separó estaba conformado por 9 personas[1], las cuales decidieron tomar uno de los predios, el que se conocía como “La Enramada” (o, “La Alberca” y “Potrero de la Alberca”), pero como eran muy pocos decidieron invitar a conocidos y amigos a que se fueran a luchar con ellos, a cambio les proporcionarían un lote para vivir. Así comienza el proceso que vivimos como Comunidad Ecológica Jardines de la Mintzita.

Para mayor precisión, ésta comunidad surge el día 17 de marzo de 2001, luego de re-tomar las aproximadamente 20 hectáreas que conforman el territorio de nuestra Comunidad y que en el proyecto de Comunidad Indígena inicial habían sido destinadas a labores agrícolas.  Los conocidos y/o amigos invitados invitaron, a su vez,  a otros/as que, igual que ellos/as, tuvieran la necesidad apremiante de contar con un lugarcito para vivir. Se nos dijo que no había nada seguro, que había que tomar posesión y luchar para ganar las tierras; hubo, entonces, que quedarse a vivir.

Al principio éramos casi 150 familias, todas de origen humilde y de bajos recursos económicos, por lo que la invitación fue para nosotros/as una gran oportunidad de contar con un espacio digno para vivir; al momento de iniciar expresamos gran alegría pues decíamos ¡Al fin tenemos un hogar!, sin embargo, no todos/as aguantaron, ya que no había servicios y menos comodidades; además, teníamos que hacer guardias día y noche o rondines, los cuales se organizaban para recorrer y vigilar  todo el territorio.

El proyecto de colonia ecológica se planteó casi desde el principio, nos parecía descabellada e ilógica la propuesta, incluso algunos/as juzgábamos de loco al compañero que más defendía la idea; había gente, además, que buscaba callarle,  pues  estábamos acostumbrados/as a vivir como la mayoría de la gente vive en el mundo, sin respeto a la Madre Tierra y buscando tener todas las comodidades posibles sin interesarnos a quien perjudicamos y qué ocasionamos con esa forma de vida tan desastroza.

A pesar de ese terrible obstáculo, alrededor de unas 16 familias empujaron el proyecto ecológico; sumado a ello, los líderes son de aquel tipo que siguen a pie juntillas el credo maquiavélico que dice que lo que importa son los fines, no los medios, por lo que  decidieron también apoyar la propuesta, ya que se dieron cuenta que era importante plantearlo así a fin de ganar la demanda legal que se antepuso y que ellos encabezaban. Para convencer a la gente, le dijeron que ese era el único modo de quedarse a vivir en estas tierras.

De tanto insistir y dada la circunstancia que ya anotamos respecto a los líderes, en el 2003 en una Asamblea general acordamos que la colonia impulsaría el proyecto ecológico; esto debido, entre otras razones, a que la misma se asienta en el territorio de recarga inmediata del manantial de la Mintzita; se planteó en aquella ocasión que, de seguir el modelo convencional de vivienda pasaría lo que ha sucedido en muchos otros lugares, dónde se ha ignorado a la Madre Tierra y como consecuencia tenemos ahora manantiales, ríos y lagunas secos/as o a punto de desaparecer o muy contaminados/as. Se ponía como ejemplo el caso específico del manantial conocido como “La Rodilla del Diablo”, ubicado en la parte oriental de la Ciudad de Uruapan, Michoacán, y en la que un grupo de familias tomó las tierras que están en sus escurrideros inmediatos y fundó una colonia convencional en los años 80 del siglo pasado. Como consecuencia y a escasos 30 años de distancia, dicho manantial está proporcionando cada vez menos agua y la que emana de él está muy contaminada.

Las familias que por convicción empujaron el proyecto comenzaron por plantear varios proyectos específicos. Uno de ellos era un proyecto de criaderos de peces y de producción orgánica de verduras y hortalizas; se planteaba trabajarlo comunalmente, a través de la faena, con los recursos propios y los que las dependencias de gobierno pudieran aportar; decían que no se requería mucho dinero.

La idea era construir tres criaderos cerca de la laguna, a fin de tomar el agua de ésta, uno al nivel de la laguna y los otros dos en dos cerritos que se encuentran contiguos a la misma y entre sí. En las partes bajas de los mismos se establecerían los huertos de hortalizas y verduras a fin de regarlas con el agua que se fuera desechando de aquellos, de eso modo se estaría re-utilizando. Comenzamos a hacer un estanque y había mucho ánimo en la gente, ya que de un modo autosustentable y ecológico comenzaríamos a resolver el problema de la sobrevivencia. Sin embrago, vinieron las secretarías gubernamentales (de pesca y medio ambiente) y desanimaron a la gente pues dijeron que para hacerlo se requería como un millón de pesos… “¡Uta magre, pus de dónde cabrones vamos a sacar eso!”, fue uno de los tantos comentarios que espontáneamente se escucharon y que ilustra con creces el inicio del final de aquél interesante proyecto.

Junto a ese proyecto, nació otro: desde donde sale el agua (manantial) hasta el lugar que se conoce como “El pescadito”, alrededor de un medio kilómetro y que abarca la parte oriental del territorio de la comunidad y la parte occidental de la laguna, se planteó hacer un andador ecológico, el cual, entre otras cosas, iba a tener a todo su alrededor plantas ornamentales y medicinales y lugares recreativos. De ese proyecto surgió la inspiración para el nombre que tomó la comunidad, “Jardines de la Mintzita”. Se iba hacer con trabajo comunitario y al gobierno solo se le estaba pidiendo apoyo con materiales, como grava y arena. No hubo respuesta favorable de los gobiernos y los líderes, movidos por ambición, recelos y agandalles, por esos meses se dividieron.

Otro proyecto fue el de un depósito de agua comunitario. A través de faenas se construyó la base para un tinaco en un parte alta y céntrica del territorio, a fin de resolver la necesidad de agua; el tinaco se consiguió, era de 10 mil litros; varias veces, y mientras se lograba completar el proyecto, se llenó con pipas; el plan era conseguir una bomba y jalar el agua directamente de la laguna; alrededor se plantarían hierbas ornamentales y medicinales, una especie de jardín botánico. La gente muy animada  estaba contenta y andaba moviéndose para conseguir sus mangueras; pasaron dos cosas: por un lado, sucedió que los líderes, como ya lo mencionamos, se dividieron; se cuenta, incluso, que uno de ellos mostrando total falta de respeto a la gente, prendió fuego al pasto y de pasó quemó el tinaco. Por el otro, y dado que no había ningún esfuerzo de de-construcción del ser moderno que somos, algunos/as compañeros/as colonos/as pusieron sus mangueras y sin consideración alguna hacían mal uso del agua, lo cual comenzó a desalentar.

Así comenzó nuestra comunidad ecológica, con esos grandes sueños…



[1] José Rafael, Miguel Ángel Castillo Dzib, Ma. Trinidad Martínez Bermúdez, las hermanas Yolanda y Gabriela  López Martínez, Severiano Martínez Pérez y los hermanos Felix Alejandro, Pascuala y Gregorio Rafael Salgado.

viernes, 14 de octubre de 2011

Que tal compañeros y compañeras, les invitamos a todos ustedes a las faenas de limpieza que hemos estado realizando en el manantial de la mintzita, ya que es necesario su preservacion.
Aqui estan los datos.